26 marzo, 2014

Reflexiones varias acerca de la educación.

En esta entrada, voy a abordar unos temas que debatimos el lunes 24 de marzo en clase de edmov y que me parecieron muy interesantes. Como conclusión al tema de la educación, estuvimos debatiendo ciertos aspectos de esta, y surgieron preguntas muy interesantes a la vez que abiertas a diferentes puntos de vista y opiniones.
Uno de ellos, es si podemos considerar la educación como un ámbito restringido dentro de la enseñanza. Desde mi punto de vista no todo aprendizaje viene dado por la educación, ya que a mi parecer, todo lo que se aprende no se hace todo de forma intencional.  ¿A que punto quiero llegar? Al punto de afirmar que la educación es intencional, debe haber un sujeto que quiera aprender, y un sujeto que, a parte de saber transmitir unos valores y unas enseñanzas adecuadas de cara a la correcta humanización del aprendiz, debe estar motivado y en condiciones tanto éticas como psicológicas para enseñar; ¿Y esto porque? porque el educador puede transmitir muchos conocimientos, pero tan solo se consideran aprendizaje aquellas que son captadas por los alumnos, por lo cual, cuantas mejores aptitudes tenga el educador, más grande será la capacidad de percepción del alumno. Dicho esto, quiero destacar la metáfora que expuse en el trabajo sobre el ensayo del libro de Fernando Savater. Imaginémonos el conocimiento humano como una pirámide, la cúspide de la cual es el grado máximo de humanización que puede alcanzar el sujeto a lo largo de su vida. La educación sería la base, el origen de esta pirámide. Cuanto más grande sea la base, y más fuertes los cimientos, más altura podrá adquirir la pirámide y más grado de conocimiento y humanización alcanzaremos. Con esto quiero decir, que la educación debe ser de primordial importancia y hay que evitar ese cierto retroceso o degradación que está sufriendo en los últimos años.
Entonces, si la educación atiende a un aprendizaje restringido y intencional, ¿Cómo la disociamos de los demás aprendizajes? En clase expusimos diversas teorías, pero la que más me llamó la atención fue aquella que dice que "todo aquello que tiene una finalidad utilitaria, no es educación". Aquí expongo la duda que me surgió. "¿No sería educación enseñar a pescar a un chaval?"; pensé que era una enseñanza en la cual hay intencionalidad  por ambas partes, pero olvidaba una parte importante: La educación se basa en una enseñanza ética, más profunda, alejada de aquello material y centrada en, como diría Platón, nuestro "YO", y como objetivo la cumbre de la pirámide anteriormente descrita; el grado máximo de humanización.
Dicho esto, y apartándome un poco del hilo conductor del texto, quiero exponer mis dudas respecto a otro tema expuesto en clase. Según se afirmó, la educación solo sirve para buscar el bien; para el mal no se puede enseñar. Según mi punto de vista, esto es muy relativo, ya que cada sociedad, cada cultura tiene su idea de lo que es el bien. ¿Acaso la sociedad nazi no "educaba" (o ellos creían) a las generaciones más jóvenes con ideas que para nosotros son una calamidad pero para ellos eran lo correcto, osea, lo bien? Platón ya trató de explicarlo con su teoría de la "Idea de Bien", en la cual afirma que esta es el principio de las demás Ideas, y por lo cual es invariable y global, nos afecta a todos por igual. (no me acaba de convencer).
Y por último, acabar con el tema de si el entrenamiento es educativo. Aquí, como en todos los demás temas, cada uno puede tener su punto de vista, pero para mi, que el entrenamiento sea educativo depende del educador (en este caso el entrenador). ¿Cuándo es educativo? Cuando se trabajan aspectos como la generosidad, la cooperación, la justicia...los cuales son valores humanizadores y conllevan una reflexión ètica.

En definitiva, destacar que la educación, aunque sea solo una pequeña parte del aprendizaje, es un ámbito extenso, diverso, primordial y, a mi parecer, bastante complejo, el estudio y la aplicación correcta de la cual nos ayudará a un mayor desarrollo humano tanto individual como común.



12 marzo, 2014

Espirales de reflexión-acción.

Hoy, día 12 de marzo hemos asistido a una clase práctica muy interesante. La tarea consistía en personificar una clase de educación física, basada en el saque de mano baja de voley, donde uno de nosotros hacía de profesor y todos los demás teníamos que hacer de alumnos, tratando de demostrar que la relación que se establece entre profesor y alumnos en las interacciones de aprendizaje y enseñanza se basa, en parte, en las creencias y actitudes del profesor de cara a la enseñanza . Tanto el profesor como los alumnos teníamos estipuladas unas actitudes y unos aspectos (como la motivación de cara a la clase, el dominio anterior a la clase del voley, las ganas etc...) y teníamos que centrarnos cada uno en nuestro personaje. A mí me ha tocado hacer de un chico llamado Roberto, el cual era indiferente a la clase, ya que aparte de no entender mucho de la realización del saque de mano baja, no le prestaba mucho interés a la profesora y no se esforzaba por aprender.
Una vez realizada la clase (la cual ha sido un desastre, ya que unos atendían, otros no, otros ya sabían realizar el saque de mano baja, otros no sabían pegarle a la pelota...) nos hemos reunido y hemos comentado un poco los detalles de esta.
Para comenzar, hemos concretado que María, la profesora, intenta realizar la clase mediante el método del descubrimiento guiado (en el cual, el alumno es el que va reflexionando y sacando sus propias conclusiones de cara a la clase, para mejorar de manera progresiva en la tarea). Como no ha habido mucho éxito, se ha planteado la pregunta de si María debería abandonar este método y probar otro, o tratar de reflexionar, pararse a pensar en que ha fallado la clase, y cambiar algunos aspectos de su creencia de cara a la utilización de los estilos de enseñanza, tratando de "encajar" nuevas piezas en su método para ir mejorando este. Es aquí donde entra el modelo de investigación-acción deliberativo (Elliot, 1991). Aquí toman importancia los llamados espirales de reflexión-acción que, como dice el nombre, consta de continuas e "infinitas" reflexiones de la acción o práctica realizada, con tal de ir mejorándola y aplicándola a la clase. La profesora, tras realizar la clase, se debe preguntar a si misma si la clase ha transcurrido bien, que ha ocurrido y como ha ocurrido. Una vez esto, debe reflexionar sobre como mejorar, que debería de cambiar respecto a su creencia inicial y cual es la nueva hipótesis que debe abordar.
Los espirales de reflexión-acción no acaban nunca, ya que las creencias de María deben estar buscando siempre esa constante mejora.
Una vez comentado esto, y extrayendo mis propias conclusiones según el modelo de Elliot, la problemática que ofrece la práctica de la enseñanza requiere una reflexión anterior a toda modificación o cambio de la acción, y un análisis de las actividades educativas. Para Elliot, "la práctica pedagógica es un objeto de investigación, el análisis y perfeccionamiento de la cual implica la mejora del funcionamiento del Sistema Educativo".